—Estás volviéndote más blando, jefe. —Leo bromeó mientras pasaba junto a la camioneta.Lo fulminé con la mirada.—Si es necesario, puedo matarla.—Lo creeré cuando lo vea. —Leo se guardó un cuchillo y una pistola en el bolsillo de la guantera antes de tropezar con la parte trasera del todoterreno y

RAVENAdriano yacía debajo de mí con las manos sobre la cabeza y el cuchillo presionado contra su garganta. Mirándome a través de su desordenado cabello negro, las comisuras de sus labios poco a poco se curvaron en una sonrisa, haciendo que mi corazón latiera con fuerza en mi pecho.Disfrutó lo que

Colocando besos hasta la cintura, Adriano juntó el elástico entre sus dientes y tiró de mis bragas hacia atrás para golpear mi piel. Mi respiración se detuvo en mi pecho, sus manos se deslizaron debajo de mi vestido para empujarlo hacia arriba por mi cuerpo mientras dejaba besos en cada nuevo centím

—Prácticamente puedo leer tus pensamientos. —Adriano se rió suavemente—. Eres tan fácil de entender, gatita curiosa.El comentario me sacó de mi ensueño y —Tú lo deseas.No perdí ni un momento más antes de darme la vuelta y marchar hacia el baño para limpiarme. La ducha fue increíble y, mientras el

ADRIANO—Deberías considerar decírmelo, sabes —Sus palabras se quedaron suspendidas cuando se apartó. Me miró con esos ojos marrones y labios sensuales, su figura encajando perfectamente en mi camisa negra, lo que provocó una reacción inmediata en mi entrepierna. Maldita sea, ¿por qué le había prest