Entonces, las cosas empeoraron. Algo me golpeó en el costado, miré hacia abajo y vi una botella de cristal vacía. Al parecer, bastaba con lanzar un objeto, porque pronto el resto de la multitud empezó a unirse. Levanté las manos para protegerme la cabeza y me tiré al suelo mientras la gente me rode
*Estelle* Creo que tuve una especie de ataque de pánico. Una vez que me liberé de la multitud, mi mente racional prácticamente se apagó. Corrí y dejé que mi lobo me guiara. Para cuando empecé a calmarme, estaba irremediablemente perdido. Había vuelto en mí con el vestido agarrado con la mano y arr
"Te fuiste. Deberías haberlo hecho hace días, pero más vale tarde que nunca". Me empujó y entró en la habitación. Me estaba hartando de que la gente pasara de mí como si yo no fuera más que un pequeño inconveniente que les bloqueaba el paso."Voy a suponer que Gabe no sabe que estás aquí", dije mien
*Estelle* No tenía intención de dormirme. El agotamiento físico y la confusión emocional eran demasiado para mí. Cuando Charles se fue, lloré hasta que me escocían los ojos. Debí de llorar hasta quedarme dormida. Me senté en la cama barata del motel y me estiré. Me dolía la espalda y tenía la cabez
Pero ese beso y la forma en que su piel se sentía contra la mía; todo estaba grabado en mi memoria. Valía la pena luchar por eso, ¿no? Estaba siendo un cobarde. Huir de esto porque era difícil era de cobardes. "¡Hombre vivo! Mira eso", dijo el conductor con asombro. "¿Qué?" Me sacudí de mis pensam
*Gabe* Mi preocupación por encontrar a mi pareja chocaba con la rabia que sentía por quienes la habían alejado de mí. El origen del rumor seguía siendo un misterio para mí, pero pude localizar al responsable de golpearla: Aiden Barlow, un estudiante de dieciséis años. Val me había pedido que tuvier
"¿Gabe?" Me giré hacia la suave voz. Estelle estaba de pie a unos metros. Llevaba otra ropa y un café en la mano. Tenía un aspecto tan informal que no encajaba en absoluto con la urgencia de la situación. La expresión de su cara era de sorpresa, pero no de asombro ni de miedo. Me detuvo en seco. Es
*Estelle*Eran casi las tres de la madrugada cuando por fin llegamos al pueblo. Yo estaba cansada y me di cuenta de que Gabe también. Apenas habíamos llegado al camino empedrado cuando Val corrió a recibirnos. La expresión de alivio en su rostro me hizo sentir culpable. "Gracias a Dios que la has e